5 MINI-TEXTOS PARA LA REFLEXIÓN
1) “Dios mismo, al crear al hombre a su propia imagen, inscribió en el corazón de éste el deseo de verlo. Aunque el hombre a menudo ignore tal deseo, Dios no cesa de atraerlo hacia sí, para que viva y encuentre en Él aquella plenitud de verdad y felicidad a la que aspira sin descanso. En consecuencia, el hombre, por naturaleza y vocación, es un ser esencialmente religioso, capaz de entrar en comunión con Dios. Esta íntima y vital relación con Dios otorga al hombre su dignidad fundamental” (Compendio del Catecismo, 2).
2) "Cualquier persona necesita una formación integral e integradora –cultural, profesional, doctrinal, espiritual y apostólica– que le disponga para vivir en una coherente unidad interior y le permita siempre dar razón de su esperanza a quien se la pida. La identidad cristiana exige el esfuerzo constante de formarse cada vez más, pues la ignorancia es el peor enemigo de nuestra fe. ¿Quién puede decir que ama de veras a Cristo si no se empeña en conocerle mejor?.¡Formación y espiritualidad! Un binomio inseparable para quien aspira a llevar una vida cristiana comprometida de veras en la edificación y la construcción de una sociedad más justa y fraterna. Si queréis ser fieles en vuestra vida cotidiana a las exigencias de Dios y a las expectativas de los hombres y de la historia, tenéis que alimentaros constantemente con la palabra de Dios y con los sacramentos
(Juan Pablo II, 6-IV-1987).
3) "Que ninguna adversidad os paralice. No tengáis miedo al mundo, ni al futuro, ni a vuestra debilidad. El Señor os ha otorgado vivir en este momento de la historia, para que gracias a vuestra fe siga resonando su Nombre en toda la tierra (Benedicto XVI, 20-VIII-2011).
4) “Seguir a Jesús en la fe es caminar con Él en la comunión de la Iglesia. No se puede seguir a Jesús en solitario. Quien cede a la tentación de ir ´por su cuenta´ o de vivir la fe según la mentalidad individualista, que predomina en la sociedad, corre el riesgo de no encontrar nunca a Jesucristo, o de acabar siguiendo una imagen falsa de Él” (Benedicto XVI, 21-VIII-2011).
5) "¡Influye tanto el ambiente!", me has dicho. —Y hube de contestar: sin duda. Por eso es menester que sea
tal vuestra formación, que llevéis, con naturalidad, vuestro propio ambiente, para dar "vuestro tono" a la sociedad con la que conviváis. —Y, entonces, si has cogido este espíritu, estoy seguro de que me dirás con el pasmo de los primeros discípulos al contemplar las primicias de los milagros que se obraban por sus manos en nombre de Cristo: "¡Influimos tanto en el ambiente!" (San Josemaría, Camino, 376)
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